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Dermatitis atópica, descubre cómo combatirla

La dermatitis atópica es un problema muy frecuente en los bebés recién nacidos. Ellos tienen la piel muy delicada porque todavía no han podido desarrollar las defensas que necesitan para protegerse. Por eso, su piel reacciona ante los elementos con los que está en contacto cada día enrojeciéndose, secándose, apareciendo eccemas o incluso inflamándose.

En estos casos, los padres deben de tener un especial cuidado con los productos que usan para el aseo diario de los niños, ya que pueden contribuir a agravar el problema. Para lavar la piel de los pequeños es recomendable usar un producto como Parabotica Syndent emoliente capaz de limpiar la piel pero también de respetarla e incluso calmarla, especialmente si se utiliza a continuación la loción calmante de la misma marca. Estos productos contienen remedios naturales como la camomila, que alivia mucho la piel irritada o el pantenol, que regenera la epidermis. Si a esto le unimos productos tan hidratantes como la manteca de Karité, el cuidado de la piel está garantizado.

Los niños con dermatitis atópica no solo deben de tener mucho cuidado con los productos de higiene que utilizan, también deben de cuidar la ropa, en especial la que está en contacto con su piel. El algodón cien por cien es el mejor aliado de la dermatitis atópica, mientras que los tejidos de poliéster, en especial los de peor calidad que no permiten una buena transpiración, suelen empeorarla.

Las sábanas de la cama también deben de ser de algodón cien por cien, algo que es recomendable en cualquier caso en los niños menores de seis años, ya que este material natural es el más respetuoso con la piel de los pequeños y el único que debería de estar en contacto con su piel.

La dermatitis atópica en adultos

En los bebés la dermatitis atópica suele aparecer en torno a los dos meses y en algunos casos desaparece según el bebé crece y refuerza sus defensas. Pero en otros casos se convierte en un problema crónico que no solo durará el tiempo de la infancia, sino que se sufrirá también en la edad adulta. Las personas con dermatitis atópica suelen sufrir brotes que hacen que la piel se irrite, se descame o aparezcan ronchas. Normalmente, estos brotes se producen por una reacción por contacto, no obstante, está demostrado que el estrés o las reacciones emocionales también pueden tener como consecuencia un empeoramiento de los síntomas.

En los adultos no es habitual que un brote de dermatitis atópica aparezca en todo el cuerpo, sino que más bien suele aparecer en los lugares en los que se produce más sudor y a la vez más roce, como los pliegues de detrás de las rodillas, en los pliegues de los brazos o en las ingles. La obesidad es también un factor de riesgo, pues hace que se cause un mayor roce en la piel y aumente el sudor.

Productos como Parabotica Emulsión Dermatológica DS pueden aliviar las molestias asociadas a la dermatitis atópica, a la par que pueden contribuir a que la piel se regenere con mayor rapidez. No hay que olvidar que el cuero cabelludo también es piel por lo que el Champú de Parabótica para piel atópica también es un imprescindible para el cuarto de baño y el aseo diario. Todos los productos de Parabótica nombrados se pueden encontrar en nuestra herboristería online.

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En lo que se refiere a tratamientos naturales para la dermatitis atópica uno de los que ha demostrado tener más efectividad es el uso de probióticos tomados en complementos alimenticios. Los probióticos mejoran la salud intestinal y las defensas, ayudando consecuentemente a la piel.

Dermatitis atópica y dermatólogo

Si tu bebé tiene síntomas de dermatitis atópica debes de llevarlo al pediatra el cual lo derivará, de ser necesario, al dermatólogo. El dermatólogo es el especialista de la piel y por tanto el que debe de ocuparse de tratar este tipo de problemas.

Sin embargo, en la edad adulta y cuando este tipo de brotes son ya algo habitual y ya han sido controlados por un médico en más de una ocasión, lo normal es recurrir a remedios naturales y al uso de cosméticos como los ya nombrados especialmente para evitar la aparición de nuevos brotes.

A menudo hay que probar más de un producto hasta encontrar el que de verdad se adapta a la piel de cada uno. Una vez que se encuentra aquellos que mejor funcionan para cada caso personal, lo mejor es no cambiar y continuar utilizándolos toda la vida.

Si se produce un brote de especial intensidad o se prolonga más de lo habitual, entonces sí se debe de acudir nuevamente al dermatólogo para que baraje la posibilidad de dar un tratamiento más fuerte, como por ejemplo los corticoides, los cuales solo se deben de utilizar bajo prescripción médica debido a sus efectos secundarios.

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